El dolor en gatos es un problema que desgraciadamente pasa
desapercibido muchas veces al propietario haciendo que el animal llegue a
nuestra consulta cuando la enfermedad ya está muy avanzada. Esto hace
que los pacientes felinos sean en general mucho más complicados de
tratar y diagnosticar que otras especies. Los veterinarios debemos
advertir a todo propietario de gato cuáles son los signos que pueden
indicar que su gato está sufriendo algun tipo de molestia para poder
actuar lo antes posible.
¿Por qué es tan difícil detectar el dolor en gatos?
Principalmente porque los gatos no lloran ni se quejan como lo hace una persona o un perro.
Lo llevan escrito en su ADN. Su instinto de supervivencia hace que
escondan los signos de enfermedad y el dolor para no parecer vulnerables
y ser presa fácil de otros animales, de manera que por ejemplo tenemos
a gatos con artrosis muy graves que en humanos o perros provocarían
cojeras severas y en cambio ellos “fingen” que todo va bien y hacen vida
normal. Incluso se hizo un estudio donde grabaron con cámara oculta a
gatos que se comportaban con absoluta normalidad cuando había gente a su
alrededor pero cuando se quedaban solos mostraban signos de dolor.
Esto hace que muchas veces, tanto veterinarios como propietarios
demos por hecho que el gato no está sufriendo porque no dice nada y
lleva una vida aparentemente normal de manera que no instauramos ningún
tipo de medida analgésica. En cambio, está demostrado que los gatos sufren dolor en la misma medida que otras especies.
Ten en cuenta que detectar el dolor en gatos, por un lado nos permite detectar una enfermedad antes de que avance y por otro, acelera la recuperación, por ejemplo, tras una cirugía ya que se reduce el estrés.
¿Cómo detectar el dolor en gatos?
Debes ser muy observador ya que el gato va a sufrir en silencio y
muchas veces los cambios son muy sutiles. A continuación enumeramos
algunos de los signos que pueden indicar dolor en gatos. A veces vemos
varios a la vez, otras veces solo uno, dependerá de cada animal. Esto es
labor del propietario que es quien mejor conoce los hábitos y carácter
de su gato.
- Falta o disminución del apetito.
- Se esconde y quiere estar aislado.
- Deja de subirse a los sitios o se lo piensa mucho antes de hacerlo.
- Alteraciones oculares como dilatación pupilar o aparición del tercer párpado (ver foto)
- No se acicala. Un gato que no se lava suele ser mala señal. Son gatos con aspecto desaliñado, pelo enmarañado, agrupado en mechones, con caspa, etc. Si conocéis un gato con exceso de peso habréis visto que en la zona lumbar cercana a la cola, el pelo ya tiene este aspecto por el simple hecho de que no llega a lamerse esa zona. Esto no significa que tenga dolor, simplemente el giro de la cabeza con un abdomen grande no le da para llegar hasta esa zona. En los gatos que no se acicalan en absoluto todo el pelaje del cuerpo tiene este aspecto.
- Posturas de descanso anormales (la postura tipo esfinge alivia las molestias)
- Se lame con insistencia una zona. Por ejemplo, gatos con una lesión en una pata y que se lamen excesivamente la zona del dolor o gatos que se lamen mucho la zona del prepucio cuando tienen cristales en la orina que irritan la uretra.
- Cambio de carácter. Gatos que eran amistosos y se vuelven irritables o al contrario, gatos temperamentales que ahora buscan mimos.
- Aumento de las vocalizaciones. Gatos que empiezan a maullar mucho más (excluímos de este grupo lógicamente a hembras en celo).
- Cambios en los hábitos del arenero.
- No se deja cepillar (si antes se dejaba), o se queja cuando pasas con el cepillo por determinada zona.
- Ya no quiere que le cojas en brazos
Los gatos son animales de costumbres, no des por hecho que ha dejado de subirse a la ventana o come menos porque se está haciendo mayor.
¿Cuáles son las causas de dolor en gatos?
En este punto debemos diferenciar entre:
- Dolor agudo: Se da de forma súbita y es más fácil de detectar. Por ejemplo tras una cirugía, una fractura, caídas, extracción de piezas dentales, pancreatitis aguda…
- Dolor crónico: Este es el tipo de dolor más difícil de detectar y es en este caso cuando más decisivo va a ser el papel de los propietarios para ayudarle. Lo vemos, por ejemplo, en casos de artrosis, gingivitis, dolor oncológico, pancreatitis crónica, cisititis idiopática, dolor neuropático (por ejemplo gatos diabéticos)…
Una de las causas de dolor en gatos más infradiagnosticadas artrosis.
Se calcula que aproximadamente un 40% de los gatos mayores de 7 años la
sufren y muy pocos reciben tratamiento. De hecho, muchas veces es un
hallazgo casual. Por ejemplo, realizando una radiografía para otro
problema detectamos lesiones en vértebras lumbares que son dolorosas y
el gato no muestra cojera ni alteraciones en la marcha. En cambio, al
establecer un tratamiento para aliviar la artrosis el gato mejora la
calidad de vida y hará que la evolución de dichas lesiones sea más
lenta.
¿Cómo tratar el dolor en gatos?
Tenemos a nuestro alcance gran variedad de herramientas para aliviar
el dolor de nuestros gatos. A veces valdrá con tratar la causa para
resolver el problema, por ejemplo, extraer una pieza dental en mal
estado o quitar cálculos de la vejiga de la orina. Otras veces habrá que
instaurar un tratamiento médico a base de antiinflamatorios, regeneradores articulares,
opiáceos, u otros en función de cada patología. Otras terapias tipo
acupuntura, láser, fisioterapia, etc también pueden ayudar en
determinados casos.
Ten presente que nunca se deben administrar un medicamento de humanos para aliviar el dolor en gatos, si no ha sido prescrito por un veterinario.
Los
gatos metabolizan los medicamentos de forma distinta que casi cualquier
otra especie, de manera que antiinflamatorios para humanos pueden
provocar una intoxicación severa, y a veces mortal, a tu gato.
Desgraciadamente aún seguimos viendo casos de gatos intoxicados por
paracetamol (por ejemplo con el apiretal de los niños) que no han
llegado a tiempo para recibir el antídoto o casos de incorrecta
dosificación de antiinflamatorios no esteroideos como aspirina o
ibuprofeno causando daños a nivel renal o digestivo a veces
irreversibles. Ante la duda llama siempre a tu veterinario.
El medicamento a administrar, la dosis y el intervalo de
administración se decidirán en función de cada caso e incluso de cada
individuo.
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