¿AL RESCATE DE QUÉ?...
¿Al rescate de
qué?
Poco afectan
los números rojos de la Bolsa a una vida que nunca se detiene.
El dulce de
los higos cuelga de las mismas ramas, los últimos tomates cargados de
jugo, las enormes calabazas que colmarán los pucheros del cercano
invierno, colorean las mismas huertas en mi aldea…
Leo en los periódicos, que Brasil, China, Rusia e India, ayudarán a
Europa a salir de la crisis... Mi memoria se pasea por los míseros slums de
Bombay y Calcuta, deambulo de nuevo por esa geografía oscura y sórdida y no
puedo por menos que preguntarme ¿dónde amasará la India esa ayuda, para
socorrer a un viejo continente cuyo “crecimiento” se ha desacelerado?...
El pánico de la crisis invita a operaciones cuanto menos extrañas... El
temor va calando todo, permea incluso la memoria, hasta hacernos olvidar que
este sistema estaba llamado a lo que ahora padece: "a una profunda crisis
capaz de provocar su propio y radical cuestionamiento"...
Ese pánico... esas constantes soflamas salvíficas de los economistas y
políticos, empujan a pensar que hemos de implicarnos en el rescate de una
civilización abocada a su fin...
Evito la palabra fracaso, en tanto en cuanto seguramente fue preciso
haber transitado el desierto de la depredación y la explotación... de la
notable ausencia de valores superiores, para poder reorientar nuestros pasos...
De enrolarnos ahora en el empeño al que se nos convoca, habremos de observar
previamente qué es lo que en definitiva se trata de salvar.
No podremos olvidar, que para que nazca una nueva civilización basada en
los valores de la cooperación y el compartir, la anterior, asentada en los principios
del materialismo y el ¡sálvese quien pueda!... deberá ir decayendo...
Poco afectan los números rojos de la Bolsa, a una vida que nunca se
detiene... El dulce de los higos cuelga de las mismas ramas, los últimos
tomates cargados de jugo, las enormes calabazas, que colmarán los pucheros del
cercano invierno, colorean las mismas huertas en mi aldea…
No sé nada de economía... pero cada amanecer, puedo observar a mi
alrededor que la naturaleza sigue pujando... que los árboles no han dejado de
dar sus frutos y la tierra su grano... Contemplo que lo que se hunde es un
sistema, no la vida en la que se asienta, no los resortes de la
subsistencia...
¡Llega el momento de los interrogantes grandes y profundos!... ¡no el de
correr a producir no importa qué, ni a costa de qué!... sin embargo, muy pocas
fuerzas políticas y sociales se avezan a cuestionar “en estos duros tiempos de
crisis”, la propia naturaleza de una civilización de por sí
insostenible...
¡Ya no saben de dónde “rascar” fondos para salvar lo insalvable!... La
palabra “rescate” inunda los noticiarios de estos días, pero necesariamente
habremos de dudar sobre el objeto de ese rescate... A la larga es un modelo
social y económico caduco y sin esperanza alguna, lo que se invita a reflotar..
Pretenden hacernos partícipes, de una macro operación de salvamento de
una civilización que no compartimos... Se echa en falta un interrogante más
generalizado del modelo y del objeto de producción, de nuestra forma en
definitiva de ver el mundo y las relaciones...
Solidaridad humana sí... pero para arrimar el hombro al empeño colectivo
que se propone, tiene que haber un mínimo cuestionamiento de las bases del
sistema voraz e individualista imperante, del consumo exacerbado, del ocio
desnortado, del desarrollismo sin alma…
¡Ceda ya el brillo del espejismo, en cualquiera de sus múltiples,
flamantes y engañosas formas!... ¡No existe gloria alguna a golpe de “visa”!...
¡Debe saltar por algún lado esa ecuación diabólica, de “a más consumo más
progreso y bienestar”!... Debemos olvidar ese fatal principio, pregonado por
tantos millones y millones de pantallas, de que la felicidad depende de lo que
compramos...
Faltan otros tantos monitores...
¡Que comiencen
a cantar que la felicidad está en realidad dentro de nosotros/as y depende de
nuestros pensamientos!...
¡La cruzada
por la reactivación del consumo generalizado, siempre nos resultará
ajena!...
¡Elevemos la
calidad de nuestros pensamientos, para poder realmente cambiar el
mundo!...
¡Reactivemos
nuestro vínculo con el latir de la vida, con lo sencillo, lo pequeño y lo
hermoso, no con lo depredador, sofisticado, insostenible, costoso!...
Mientras que no se pene la especulación, la economía fraude de
enriquecimiento a golpe de teclado, sin haber facilitado ningún bien a la
sociedad... mientras que las grandes empresas y bancos campen a sus anchas, sin
el control necesario..., no se nos aliste frente a ninguna crisis...
Pero ahí no queda el condicionado... Mientras que no se cuestione
la mega-ciudad alejada de la naturaleza, sus leyes, su belleza,
sus ritmos…, como primera fuente de desequilibrio humano, no nos podremos sumar
a su cruzada...
Mientras no se nos invite tanto a comprar y más comprar, sino a coger con
fuerza la azada, a amasar nuestro pan, a agitar nuestros árboles…; mientras que
su propuesta no incluya una invitación a una vida más natural, sensata,
coherente, armoniosa, comunitaria…, difícilmente nos podremos sentir partícipes
del desafío colectivo, que por doquier se nos propone...
Sumarse a la reactivación de la economía y su mercado, implica
identificación con su filosofía, con los productos y servicios con los que
trasiega, sin embargo no ocurre así en muchos casos... Hay mucha producción de
“bienes” y servicios que no se aviene con nuestros principios e
ideales...
¿Y si la moda
ya en el vestir, ya en el ver, el leer, comer..., con toda su inherente
dependencia, nos empieza a resultar ajena y nos hacemos más los dueños de
nosotros mismos y de nuestros destinos?...
¿Y si en lugar
de reactivar una economía sin futuro, reactivamos la vida en el campo, la vida
más humana, más colaboradora, más cercana…?
¿Y si
reactivamos nuestros propios potenciales para cultivarnos, para crecer y
disfrutar sin tanta y tan sojuzgante dependencia de la industria del
ocio?
¿Y si
reactivamos la bici, la chimenea, las aldeas, los campos, las huertas sin
química, el calor humano, el gozo de la amistad, la ternura de la
existencia...?
La crisis marca límites, finales de recorrido, no estaciones de “rescate”
o de servicios... La crisis es por encima de todo una urgida invitación a
comenzar a pensar diferente... Por fin en clave colectiva, en clave de tierra,
de amor por cuanto late...
No es tanto un sistema decrépito y depredador, lo que nos resistimos a
rescatar, sino más bien una conciencia humana egoísta e irresponsable que
deseamos ver superada... una nueva conciencia comprometida con nosotros mismos
y con cuanto nos rodea, una conciencia más solidaria, más generosa... la que
deseamos ver poco a poco instaurada...
Por lo tanto... antes de reactivar nada, alcancemos mínimos acuerdos, por
el bien de todos, de toda la vida que palpita... Alcancemos consensos de futuro
también, por el bien de las generaciones que gateando ya se acercan, de quienes
de seguro sí querrán gozar, sin explotarlo y diezmarlo, de este bendito y
maravilloso jardín por nombre Tierra...
Por Koldo
Aldai
*En Nuestras Páginas “Abre los
ojos” y “Abre
Los Ojos” de
Facebook, hay MÁS de 400 Vídeos
en cada una, llenos de información AQUÍ y AQUÍ
*También hay miles de fotos en ambas
páginas, todas ellas contienen artículos, cada cual el más interesante AQUÍ y AQUÍ
Visita
nuestro anterior Blog de “Abre los ojos” “ AQUÍ “ Seguro encontrarás
cosas que te interesen. Nos han bloqueado el poder compartirlo en
Facebook… Porque tiene cosas que les pica. http://abrelosojosmrp.blogspot.com.es/
¨
Publicado por “Abre los ojos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario