Nos han engañado.
Nos vienen engañando
desde hace mucho tiempo.
Hemos caído en la trampa. Hemos elegido
la bisutería pensando que eran joyas, el cristal por diamante, el nácar por
plata.
Nos han hecho creer desde hace milenios
que la dicha viene de afuera, que sin lo externo no somos nada, que la
diversión y el entretenimiento son la felicidad, que los excesos son lo que
satisface y contenta, que el tener resulta esencial y no el ser.
Nos han adoctrinado para depender de
todo lo exterior, nos han inculcado necesidades y deseos que no son nuestros,
nos han precipitado al ruido, el estrés, la acción desmesurada y el
distanciamiento cada día mayor de nosotros mismos, viviendo de espaldas a
nuestra auténtica realidad.
Hemos entrado en el laberinto de lo
engañoso, lo ilusorio, lo banal y superficial, lo que ofrecen como néctar y es
veneno.
Al final hemos sido capturados por la
espiral. Queremos conocerlo todo, pero no tenemos ningún interés en conocer al
conocedor.
Miramos las estrellas, si es que las
miramos, pero no nos miramos a nosotros mismos en lo profundo. Somos los
grandes desconocidos para nosotros mismos.
Tan exteriorizados estamos, que hemos
dejado de ser y nos hemos vuelto mediocres imitadores, un reflejo anodino del
exterior, en la red de viejos patrones que nos roban el discernimiento.
Pero si algo urge para recuperar nuestra
salud psíquica y establecernos en nuestra propia y real naturaleza, es el viaje
hacia adentro, aprender a escudriñar en uno mismo y no fiarse de las falsas
promesas e inciertas expectativas de esta sociedad, conspirando contra el
individuo y con gobernantes de mente ofuscada y corazón de madera.
Solo en el viaje hacia adentro es
posible hallar la paz interior que le da un sentido a la vida, que por un lado
esclarece la mente y por otro, hace compasivo al corazón.
Para hacer posible esta singladura por
el océano interno, se nos han facilitado las herramientas necesarias.
A través de la meditación, la
contemplación u otras técnicas de introspección, desconectamos del mundo
exterior durante unos minutos, para ir hacia los adentros.
No se trata de ser un necio subiendo y
bajando por la misma orilla una y otra vez, sino de cruzar de la orilla de la
servidumbre a la de la libertad.
Nada es comparable a la paz interior,
pero tan hipnotizados estamos yendo a ninguna parte, que perdemos de vista el
objetivo fundamental, que es convertirnos en nosotros mismos.
Ramiro Calle
Visita
nuestro anterior Blog de “Abre los ojos” “ AQUÍ “ Seguro encontrarás
cosas que te interesen. Nos han bloqueado el poder compartirlo en
Facebook… Porque tiene cosas que les pica. http://abrelosojosmrp.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario